Plataforma Finanzas de Carbono
Comunidad de Prácticas Energía (COP – ENE)
Panorama de la Energía en América Latina
La región de América Latina y el Caribe es rica en recursos naturales. En materia energética, es exportadora neta de petróleo y gas natural, cuenta con un gran potencial hidroeléctrico y su capacidad de producción de nuevas energías renovables (biomasa, energía eólica, solar y biocombustibles) crece en forma continua.
Reservas de hidrocarburos
Entre 1992 y 2009, la disponibilidad de recursos permitió el incremento del consumo energético, crecimiento que presenta fuertes disparidades entre los países. Las reservas probadas de petróleo de América Latina y el Caribe en 1992 eran de 132.000 millones de barriles y representaban el 12,8% de las reservas mundiales. En 2009 estas reservas crecieron a 210.600 millones de barriles (59% de crecimiento). Este incremento fue acompañado de cambios relevantes en la composición de la propiedad de las reservas de la región ya que si bien a principios de los años noventa el 40% de las mismas correspondían a México y 50% a Venezuela, en 2009 el 82% del petróleo de la región era propiedad de Venezuela, reduciéndose la participación de México al 5,6% y emergiendo en un lugar destacado Brasil, con el 6,1% de las reservas probadas de petróleo de América Latina[1]
Algo similar se observa en relación con el gas natural. Mientras que las reservas probadas de este recurso ascendían en 1992 a 7.370 miles de millones de m3, representando el 5,5% de las reservas mundiales de gas natural, en 2009 esas reservas crecieron un 16% hasta alcanzar los 8.530 miles de millones de m3, y una menor participación en el total de reservas probadas global[2]. A fines de 2009, Venezuela poseía el 66% del total de las reservas probadas de gas natural en la región, incrementando su participación en 7% con respecto a finales de 1992, cuando ese porcentaje era del 59%. México, por su parte, perdió participación en la tenencia de reservas probadas de gas natural al caer del 32% al 6% entre 1992 y 2009. Argentina pasó, a su vez, del 8,3% al 4,4% en el mismo periodo. En contraparte, otros países han tomado nueva importancia en el mercado del gas natural como Bolivia (8% del total en 2009), Trinidad y Tobago (5,1% del total en 2009), Brasil (4,2%) y Perú (3,7%).
Evolución de la oferta primaria de energía y participación de fuentes renovables[3]
La oferta primaria de energía en América Latina aumentó sostenidamente desde los años 1970. El principio de los años 90 marca un punto de inflexión en la oferta, principalmente debido al incremento de la producción de petróleo y gas natural. Entre las tres principales fuentes de energía, el petróleo ha perdido participación en la oferta total, y el gas natural la ha aumentado. Es posible que la contribución del gas natural aumente aún más dadas a las mayores disponibilidades y si se logra impulsar la integración gasífera en los países del MERCOSUR, y entre Bolivia, Brasil y Chile.
La participación de la leña se redujo fuertemente en los últimos 35 años de 17% a 8%, Esta disminución está asociada al mejoramiento de los índices de desarrollo humano y de disminución de la pobreza en la región. Ello tiene efectos favorables sobre la salud materno-infantil y la calidad de la energía consumida por la población pobre y/o rural sin acceso a energía eléctrica y a combustibles comerciales (kerosén y GLP). Sin embargo se estima que unos 40 millones de personas en América Latina y el Caribe todavía no cuentan con acceso a los servicios energéticos básicos (electricidad, y combustibles modernos) necesarios para superar la condición de pobreza y mejoramiento de los índices de desarrollo humano, principalmente en poblaciones rurales aisladas y asentamientos informales en torno a las grandes urbes de la región[4].
El fuerte crecimiento que registró la hidroenergía durante el período 1970 – 1990 se detuvo a partir de los años ’90 cuando la dinámica de expansión de la generación en el sector eléctrico privilegió el desarrollo de centrales térmicas. El desarrollo geotérmico y nuclear cobró un impulso relativo desde mediados de los años setenta pero su contribución a la producción de energía primaria es todavía muy reducida, siendo equivalente al 0,2% y 1% respectivamente.
Las fuentes renovables no convencionales (eólica, solar, entre otras) parten de una base de participación muy baja en la matriz energética regional, sin embargo registran un rápido crecimiento durante la última década. Lo mismo ocurre con el ingreso de los biocombustibles, esencialmente bioetanol y biodiesel.
En lo que se refiere a la importación y exportación de energía en la región, los patrones son muy distintos entre los países. La realidad energética en países autoabastecidos como Argentina y Brasil, es muy similar a la de los grandes exportadores como México y Venezuela. México, a pesar de la disminución observada de las reservas de hidrocarburos, presenta un indicador de exportación muy importante (superior al 45%), mientras que las importaciones (de gas natural y de derivados) representan casi una quinta parte de la oferta. Estas situaciones son diametralmente opuestas a las de países importadores como Chile, Uruguay, Paraguay y los países de América Central y el Caribe, que presentan una vulnerabilidad importante frente al incremento y alta volatilidad del precio del petróleo y sus derivados.
Participación de las fuentes renovables de energía
A partir del año 2000 se observa en la mayoría de los países la implementación de políticas para promover la inversión en energías renovables, mediante la sanción de legislación específica y en algunos casos acciones concretas. Las leyes o cuerpos normativos para la promoción de las energías renovables en los países de la región son, en general, posteriores al año 2002, el momento histórico en que el precio del petróleo – después de un periodo de relativo equilibrio – comienza a superar los 50 u$s/barril; revelando una preocupación por mejorar la seguridad energética a través de la diversificación de fuentes.
Evolución del consumo y acceso a energía
El consumo total de energía en América Latina y el Caribe creció a un ritmo del 3,7% anual acumulado entre 1994 y 2008. El consumo energético per cápita de América Latina y el Caribe en 2007 alcanzó 919.8 kep/hab., y es inferior al promedio mundial que fue para el mismo año de 1.253.7 kep/hab. Aunque la región está por debajo del promedio mundial, en los últimos 25 años ha experimentado una tendencia constantemente creciente. Hoy la región consume un 12% más de energía por habitante que hace un cuarto de siglo. El consumo per cápita de energía en América Latina crecerá en las próximas décadas, si continúa la tendencia del crecimiento económico por encima del 4-6% necesario para reducir la pobreza en la región.
Un indicador importante de desarrollo económico es la cobertura eléctrica total, entendiendo como tal el porcentaje de población que se encuentra bajo la red eléctrica y en condiciones de ser conectado. La región presenta una elevada tasa de cobertura de energía eléctrica, con excepción de Haití, donde solamente el 34% de la población tenía acceso al servicio de energía eléctrica en 2008, seguido por Nicaragua con el 63%, Bolivia con el 69%, Honduras y Perú con el 73% y el 78% de la población servida con electricidad respectivamente. El resto de los países de la Región tienen tasas de cobertura eléctrica superior al 80%.
Intensidad y eficiencia energética [5]
La intensidad energética en América Latina y el Caribe se ha mantenido constante durante los años 1980-2007, lo cual se destaca negativamente en comparación con los avances logrados por otras regiones. La tendencia deseable sería hacia una disminución progresiva de la intensidad energética y de la intensidad de carbono (consumo de energía por unidad de producto; y emisiones de CO2 por unidad de producto) en el tiempo, lo cual implica una menor utilización de energía y menores emisiones para producir la misma unidad de producto. El estancamiento de la intensidad energética en América Latina está relacionado con los siguientes factores:
• La estructura económica de la región, donde el sector primario (explotación de recursos naturales intensiva en uso de energía) tiene una participación dentro del PBI por encima del promedio mundial, en contraste con la estructura económica de la Unión Europea, los países OCDE de mayor ingreso per cápita y de los Estados Unidos, donde el sector servicios lleva el mayor peso dentro del PBI, y el sector primario tiene una participación relativamente menor en comparación con los países de América Latina y el Caribe.
• La baja prioridad que los países de la región han dado hasta ahora a las políticas de eficiencia energética.
• El crecimiento del consumo per cápita de electricidad y transporte a medida que los países en desarrollo convergen hacia mayores niveles de ingreso.
Oportunidades dentro del Mecanismo de Desarrollo Limpio
Los tipos de tecnologías que predominan el sector energético en los proyectos del Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL) en Latinoamérica son la producción de energía eléctrica a partir de fuentes renovables (hidro y biomasa), y la captura de gas metano proveniente de vertederos. El MDL es cada vez más utilizado por empresas energéticas en países latinoamericanos mediante la inversión directa en proyectos. De hecho, los países de Latinoamérica han sido durante los últimos años unos de los más activos en MDL: en mayo de 2011, América Latina poseía 527 proyecto registrados. Para mayor información sobre la elegibilidad de proyectos energéticos bajo el MDL, favor de visitar nuestra Guía de Elegibilidad de proyectos energéticos.
[3]Ver CEPAL/GTZ, América Latina y el Caribe frente a la coyuntura energética internacional. CEPALDRNI.LC/W 220. Diciembre 2008. (versión actualizada Junio 2010).
[4] CEPAL/PNUD/Clud de Madrid. Contribución de los servicios energéticos a los Objetivos de Desarrollo del Milenio y la mitigación de la pobreza en América Latina y el Caribe. CEPAL/GTZ LC/W281, Octubre 2009.
BID, “Hacia la Universalización de la Energía y las Telecomunicaciones en el Medio Rural”,Conferencia Latinoamericana de Energía y Telecomunicaciones Rurales, 2010.
Actualizado por última vez el hace 2002 días por Eugenia Magnasco
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