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Acuerdo de París, de lo agonal a la celebración

El Acuerdo fue firmado el sábado 12 de diciembre Ver más

Por Hernán Carlino
Especialista en Política Climática
Investigador del Centro de Estudios en Cambio Climático Global - FTDT

Un acuerdo para enfrentar el cambio climático global con la participación de todos los países fue aprobado el sábado 12 de diciembre y entrará en vigor en el año 2020, aunque contempla también orientaciones para el periodo pre-2020. Es el primer acuerdo global en cambio climático después de 18 años, desde la adopción del Protocolo de Kioto en 1997.

En el camino hubo un largo cauce de negociaciones, con avances y frustraciones: los Acuerdos de Marrakech, el Plan de Acción de Bali, Copenhague, visto entonces como un fracaso, la Plataforma de Durban, los acuerdos de Cancún, Varsovia y Lima.

Fueron hitos de un proceso de construcción de consensos en la negociación multilateral que fuera capaz de reflejar las cambiantes condiciones de la economía mundial, la mutación paulatina en el balance de poder, las crisis financieras que asolaron a las economías desarrolladas, la innovación tecnológica acelerada y las precisiones de la ciencia sobre el calentamiento global, acrecentado, de extrema severidad en sus impactos, y que reclama imprescindiblemente una respuesta tan urgente como extendida.

Algunos analistas entienden que se trata de un acuerdo histórico por los elementos que lo integran, por su visión de largo plazo, por un cierto equilibrio en la contemplación de las preocupaciones de países desarrollados y en desarrollo, y también, destacan, por las señales que envía a los actores sociales y económicos.

El presidente de la COP 21, Minstro Laurent Fabius, puso énfasis en destacar que el Acuerdo es diferenciado, justo, duradero, dinámico, equilibrado y jurídicamente vinculante.

Fue una sesión distinguida por la emoción de casi todos los participantes, de la Presidencia de la COP 21 y de los representantes del sistema de Naciones Unidas, que consigue demostrar aquí la importancia del multilateralismo como medio para la resolución de diferencias y, en particular para la preservación de bienes globales en la construcción de gobernanza mundial.

Francia, dada su responsabilidad en la conducción de la negociación y en su condición de huésped, celebró la adopción del Acuerdo de Paris, que incorpora en su preámbulo la cuestión de la lucha por la dignidad humana, precisamente en una ciudad que había sido objeto de un trágico ataque terrorista, y destacó el lazo evidente entre la declaración de los derechos del hombre y del ciudadano, proclamados en París hace mas de dos siglos, y esta afirmación de los derechos de la humanidad frente a la amenaza del cambio climatico.

La emoción desatada por la adopción del acuerdo estuvo también ligada a los esfuerzos enormes realizados durante los últimos días de sesiones cuando la posibilidad de encontrar consensos parecía alejarse. Las diferencias, que parecían irreconciliables en algunos momentos, se manifestaban principalmente entre los países que se integraron en una denominada coalición de alta ambición y los países que han venido negociando en un grupo bajo la denominación de Like Minded Group (o grupo de países de Pensamiento afín), entre los que se contaban también China y la India.

El texto del acuerdo debió reflejar así las diferentes perspectivas en un equilibrio difícil, cuya concreción fue luego celebrada en el plenario de la séptima sesión del Comité de París y el propio plenario de la COP 21.

Aunque luego estas diferencias puedan persistir en la interpretación del texto en el futuro, como afirmaron algunos de los países que tomaran la palabra durante el plenario de la COP 21, y algunos otros que, como el Grupo Africano, solicitaron el tratamiento de cuestiones especificas en nuevos grupos de consulta, lo que dará así lugar así a nuevas rondas de discusiones durante los próximos cinco años.