Los países en desarrollo han acordado, en la negociación sobre el régimen climático internacional, contribuir a enfrentar el calentamiento global ejecutando acciones de mitigación.
Esa decisión representa un cambio esencial en la escala y alcance de las acciones que habrán de desarrollar.
La decisión, consolidada a través de una serie de conferencias de las partes de la Convención sobre el cambio climático, se materializa mediante nuevos abordajes para la mitigación, que, se agregan a las actividades de proyecto en el Mecanismo para un Desarrollo Limpio, y permiten poner en ejecución diversos mecanismos para la mitigación a escala nacional o sectorial y elaborar estrategias para un desarrollo con bajas emisiones.
La noción de nuevos mecanismos para la mitigación abarca pues todos los esquemas e instrumentos que han sido creados con el objeto de combatir el cambio climático y facilitar acciones de mitigación en los países en desarrollo.
Esas instancias comprenden la elaboración e implementación de acciones de mitigación apropiadas a cada país, cuyas siglas en inglés (NAMAs) han alcanzado suficiente difusión como para que se las identifique más frecuentemente con esa denominación.
Pero también abarcan la acciones de mitigación que se desarrollan, por la naturaleza del ámbito en que se concretan -los bosques-, bajo un mecanismo singularmente específico dirigido a promover y facilitar primariamente la reducción de las emisiones provenientes de la deforestación y la degradación de los bosques (REDD+), aunque con poderosas sinergias con las acciones de adaptación en ese mismo ámbito.
Asimismo, se puede incluir entre las instancias dirigidas a facilitar las acciones de mitigación, las estrategias para un desarrollo bajo en emisiones (LEDS, por su sigla en ingles), que los países pueden adoptar para coordinar con mayor eficacia y asegurar la coherencia de sus iniciativas en esta materia.
La necesidad de poner en marcha un proceso de transformación de las economías nacionales, que probablemente se compare por su dimensión con los efectos de la Revolución Industrial, reclama pues hacer esfuerzos nacionales que no se pueden limitar a los proyectos en el MDL, pues no se alcanzaría la escala requerida, ni sólo a la movilización de recursos mediante los mercados de carbono, ni tampoco a enfocar los cambios sólo en el sector de la energía, sin desconocer su importancia clave. Así es preciso involucrar a todos los sectores que intervienen en la oferta de bienes y servicios y promover cambios en las conductas del lado de la demanda.
También resulta esencial, frente a la magnitud del desafío, asegurar que las corrientes del financiamiento climático hagan posible estas transformaciones de modo que en las decisiones de inversión se prefieran las opciones que hagan posible la transformación.