El cambio climático es considerado un reto clave para el ambiente y el desarrollo sostenible en el siglo XXI. Afecta a todos los continentes y regiones, y los impactos del cambio climático amenazan con deteriorar los progresos alcanzados en términos de reducción de la pobreza y el logro de los Objetivos de Desarrollo del Milenio.
Los gobiernos están de acuerdo que el desarrollo basado en seguir haciendo como hasta ahora no será suficiente para enfrentar el desafío del cambio climático y se necesita transitar un nuevo sendero que ayude a que las economías crezcan de una manera que reconozca la realidad apremiante del cambio climático.
La mayor parte de los daños causados por el cambio climático es probable que afecten en mayor medida a los países en vías de desarrollo, a pesar de que estos tienen una responsabilidad menor en su génesis. Los países desarrollados, con menos del 20% de la población mundial, eran responsables del 75% de las emisiones globales (UNFCCC 2009) aunque esa realidad está cambiando debido al crecimiento sostenido de las mayores economías emergentes.
La financiación climática se refiere a los recursos financieros que se ponen a disposicón de los países en desarrollo para ayudar a mitigar y adaptarse a los impactos del cambio climático. Por lo tanto, el financiamiento climático está constituido por todos aquellos flujos financieros destinados a la ayuda para la mitigación y la adaptación (incluyendo capacity building, investigación y desarrollo, mayores esfuerzos para facilitar la transición hacia el desarrollo sostenible y bajo en emisiones). Estas corrientes de recursos pueden ser públicos, privados o públicos-privados.
La financiación debe ser “adicional” a la ayuda al desarrollo, y cubrir los “costos incrementales” de la respuesta al cambio climático en relación con los costos de desarrollo tipo business as usual. En este sentido, los países deben realizar una transición hacia un nuevo paradigma que permita ir hacia bajas emisiones, desarrollo resiliente al clima, procesos de producción y consumo que emitan menos gases de efecto invernadero y un desarrollo sostenible. Un nuevo paradigma de desarrollo requiere un aumento dramático en el financiamiento para enfrentar el cambio climático.
Reconociendo esto, los gobiernos de países desarrollados reunidos en la Conferencia de las Partes en Cancún ofrecieron 30 mil millones de dólares en fondos denominados “de arranque temprano o de pronto inicio” - fondos climáticos comprometidos entre 2010 y 2012 - y hasta 100 mil millones anuales de dólares para el 2020 destinados a la mitigación.
Se espera que haya además un aumento significativo de fondos públicos y privados por fuera del proceso de la UNFCCC, ofreciendo a los países nuevos recursos para llevar a cabo medidas de mitigación y adaptación al cambio climático.
El PNUD estima que, en conjunto, ya hay más de 50 fondos públicos internacionales y 6.000 fondos de capital privado que proporcionan financiación para el cambio climático. Cada una de estas fuentes públicas, privadas, bilaterales y multilaterales ofrece nuevas oportunidades a los países para hacer frente a las necesidades de su clima y desarrollo.
La arquitectura del financiamiento climático global es compleja: la financiación se canaliza a través de los fondos multilaterales - como el Fondo para el Medio Ambiente Mundial y los Fondos de Inversión en el Clima -, así como cada vez más a través de canales bilaterales.
Además, un número cada vez mayor de los países receptores han establecido fondos nacionales para el cambio climático que reciben recursos de varios países desarrollados en un esfuerzo por coordinar y alinear los intereses de los donantes con las prioridades nacionales.
En general, hay mucha más transparencia sobre el estado de aplicación de las iniciativas multilaterales que de las iniciativas bilaterales de financiamiento para el clima.
La proliferación de mecanismos de financiación del cambio climático aumenta los desafíos de la coordinación y el acceso a la financiación.
Por lo tanto, las finanzas climáticas incluyen entre otros:
− fondos públicos internacionales
− movilización de recursos privados
− mercados de carbono
− fondos nacionales
Adicionalmente, el Consenso de Monterrey sobre la financiación para el desarrollo inicialmente reconoció “la utilidad de considerar fuentes innovadoras de financiación” (párr. 44) y con ello dio lugar a lo que se ha convertido en una iniciativa de largo alcance para concebir y aplicar una serie de mecanismos nuevos que moviliza a países de diferentes niveles de desarrollo con objeto de cumplir con los Objetivos de Desarrollo del Milenio ya convenidos internacionalmente.
Las fuentes innovadoras de financiación del desarrollo actuales incluyen diferentes tipos de mecanismos y propósitos específicos. Esas fuentes no se limitan a los impuestos, e incluyen contribuciones voluntarias, mecanismos de mercado y garantías de préstamos, además de diversas propuestas sobre gravámenes.
Esas iniciativas se caracterizan por ser estables y a largo plazo, a la vez que permiten complementar la ayuda pública oficial, y tienen por objeto lograr una distribución más amplia de los beneficios de la globalización.
En este sentido, la financiación innovadora contribuye además a la consideración de modalidades para un replanteamiento radical de la cooperación internacional para el desarrollo, pues los mecanismos innovadores de financiamiento ya existentes han demostrado su potencial para asegurar recursos nuevos y adicionales, así como para aplicar eficazmente esos recursos, aunque los recursos puestos en juego suelen ser inferiores a los comprometidos inicialmente.
Adicionalmente, en el contexto de una severa crisis del financiamiento público, provocada por la crisis económica y financiera global, y que como consecuencia de la disminución de los recursos disponibles con ese objeto, afecta en particular a la provisión de bienes públicos globales (y regionales), los mecanismos innovadores de financiamiento son considerados como una alternativa atractiva como fuente de recursos adicionales, sostenibles y de volumen predecible.
Entre las opciones financieras innovadoras que están siendo consideradas, o ya han sido puestas en práctica como experiencia piloto, para resolver el dilema de la brecha de financiamiento pueden incluirse las siguientes:
- Gravamen a las actividades del sector financiero
- Gravamen a las transacciones financieras
- Gravamen sobre las transacciones financieras en moneda nacional recaudado internamente
- Gravamen sobre las transacciones financieras en moneda nacional recaudado centralmente a escala internacional
- Gravamen sobre el uso de combustibles fósiles en el transporte marítimo
- Gravamen sobre el transporte aéreo
- Utilización de los Derechos Especiales de Giro para fondear acciones para enfrentar el cambio climático
- Subastas de derecho de emisión en los países desarrollados
- Impuesto global al carbono
- Impuesto nacional al carbono
Al mismo tiempo es preciso mencionar otros mecanismos financieros para el desarrollo sostenible que son tan globales e innovadores como la propia economía actual y que ya han sido puestos en vigor con resultados muy positivos, en particular aquellos destinados a financiar inversiones en salud.