Por Hernán Carlino
Especialista en Política Climática
Investigador del Centro de Estudios en Cambio Climático Global - FTDT
El crecimiento en las emisiones en el sector de la energía se desacelera dramáticamente si las INDCs presentadas se implementan plenamente.
Según el más reciente informe de la Agencia Internacional de la Energía (IEA, por sus siglas en inglés), un Informe Especial del Panorama Mundial de la Energía 2015 difundido estos días, afirma que el crecimiento en las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) en el sector de la energía se desacelerará dramáticamente si las contribuciones determinadas nacionalmente (INDCs), ya presentadas a la Convención Marco, se implementaran plenamente.
Una primera conclusión del análisis realizado es que la cobertura de las contribuciones presentadas es vasta. En efecto, los mas de 150 países que han elevado sus contribuciones dan cuenta de alrededor del 90 por ciento de la actividad económica global y de casi el 90 por ciento de las emisiones globales de GEI actuales asociadas con la energía.
Aunque el contenido de las contribuciones varia en muchos aspectos, lo que hace que su ponderación constituya un desafío, puede observarse que el crecimiento de las emisiones de GEI del sector de la energía disminuye muy fuertemente si estas se implementaran a cabalidad.
Un análisis completo de las contribuciones presentadas antes de la COP 21 revela, según la IEA, que las emisiones globales de la energía y de los procesos relacionados aumentan en 3.7 gigatoneladas de dióxido de carbono equivalente (Gt CO2-eq) del 2014 a 2030, lo que representa un tercio del crecimiento observado desde el año 2000 (11.2 Gt CO2-eq). Esto se produciría debido a una desaceleración considerable del crecimiento de la demanda de combustibles fósiles y el aumento de la participación de los combustibles bajos en carbono, hasta alcanzar cerca de un cuarto del total en 2030 (desde un nivel de menos del 20 por ciento en la actualidad). El gas natural también incrementa su participación en la matriz energética, mientras se reduce la del carbón y la del petróleo.
Así, el crecimiento anual de las emisiones globales relacionadas con la energía se hace mas lento hacia el 2030 y se ubicaría en torno de un 0.5 por ciento anual; aunque aun no se detiene. Este seria uno de los objetivos mas críticos si se propone lograr la meta global de mantener el aumento de la temperatura media de la Tierra por debajo de los 2 grados centígrados.
Las emisiones totales relacionadas con la energía se ubicarían en el 2030 en 42 Gt CO2-eq in 2030. En estas condiciones se proyecta que un grupo de países que da cuenta de mas de la mitad de la actividad económica global, habrá de lograr que sus emisiones de GEI asociadas con la energía se estabilicen o comiencen a declinar hacia el 2030, incluyendo entre esos países a China,, los Estados Unidos, la Unión Europea, Japón, Corea y Sud África.
Mientras las emisiones globales de CO2 de la generación de energía permanecen prácticamente estabilizadas, la demanda de electricidad se incrementa en mas del 40 por ciento hacia el 2030, lo que significa básicamente que el vinculo entre una demanda de electricidad en aumento y emisiones de CO2 también crecientes pero a una tasa menor queda roto, lográndose una desacople esencial entre crecimiento de la actividad y el crecimiento de las emisiones, lo que se entiende constituye un paso clave hacia la des-carbonización profunda que es necesario alcanzar para mitigar el cambio climático. Claro que para que ello suceda es preciso que las contribuciones nacionalmente determinadas dejen de ser una promesa y, mediante su implementación plena, permitan alcanzar los resultados esperados.