Notas sobre la COP 23 (N01) 12.11.2017 Ver más
El financiamiento climático sigue siendo fundamental para lograr un desarrollo bajo en carbono y que éste sea a la vez sostenible. La arquitectura financiera sobre la que se asienta esa dimensión del financiamiento es muy compleja y en constante evolución.
Los recursos disponibles fluyen a través de muy diversos canales que se articulan como parte del régimen climático internacional, aunque también mas allá de los límites que supone su marco regulatorio.
En la vigésimo tercera Conferencia de las Partes de la Convención de Cambio Climático que se desarrolla estos días en Bonn, entre el 6 y el 17 de noviembre, los temas de financiamiento ocupan necesariamente un lugar central y para seguir su tratamiento, como un asunto que es parte clave del régimen climático internacional, hace falta navegar simultáneamente en múltiples espacios de negociación.
Sin embargo, y más allá de las discusiones que hacen parte de esa negociación a largo plazo, es claro que ha habido enormes progresos en materia de financiamiento, sea bajo la definición estricta de “financiamiento climático”, aquél dedicado primariamente a la mitigación y a la adaptación, sea entendido más ampliamente como “financiamiento verde”.
Esos progresos abarcan diferentes planos de interés para los actores financieros, los inversores y los reguladores.
En primer lugar, las transformaciones que deben ponerse en marcha para mitigar el cambio climático y adaptarse a sus impactos requieren integrar, por ejemplo, la cuestión climática y las necesidades del financiamiento de la infraestructura, de la transición energética o la de los sectores industriales. Esa integración ha dejado de ser ya una cuestión puramente ambiental, pues se enfoca primariamente en la relación rendimiento-riesgo; una cuestión, por ende, de naturaleza esencialmente financiera.
Esa integración reclama a su turno que las instituciones financieras consideren una dimensión nueva del riesgo y de la incertidumbre que está asociada al cambio climático. Los riesgos no se limitan aquí sólo a los riesgos físicos- de los impactos de eventos climáticos extremos- a los que pueden estar expuestos los activos que se financian. También comprenden los significativos riesgos de la transición. Esos riesgos podrían resultar de los ajustes que se produzcan en sectores económicos clave para avanzar hacia economías bajas en carbono.
Los cambios en las políticas, en las estructuras de incentivos y en las tecnologías, aunados a los propios riesgos físicos, podrían provocar una inevitable reevaluación del valor de un amplio espectro de activos, tanto de las empresas cuyos proyectos componen las carteras de préstamo de las entidades financieras como de las inversiones que realizan fondos e inversores institucionales. Esa revalorización avanzará más decisivamente a medida que los costos adicionales del cambio climático y las oportunidades que se abran vayan siendo más nítidas y algo más sencillas de cuantificar.
En estas cuestiones, los progresos, como mencionábamos, han sido ciertamente muy importantes.
En el plano institucional, pueden indicarse los resultados de las tareas de la Task Force on Climate-related Financial Disclosures, cuyas recomendaciones abarcan la consideración de las implicancias financieras del cambio climático; los documentos del G20 acerca de la gobernanza del sistema financiero global, en particular los que tratan sobre el financiamiento de los bienes públicos globales, y el reporte sobre sostenibilidad financiera del grupo de expertos de alto nivel de la Comisión Europea, acerca del alineamiento de los portafolios de inversión con las necesidades de la transición energética y ambiental.
En el plano verdaderamente fundamental de la efectiva disponibilidad de financiamiento, pueden mencionarse, entre otros, el incremento del financiamiento climático proveniente de los bancos multilaterales de desarrollo, las iniciativas de muy numerosas instituciones financieras que proponen diferenciar su desempeño verde, la persistencia de un alto nivel de flujos de financiamiento climático a escala global en 2015 y 2016 o la sostenida expansión del mercado de bonos verdes.
[1] TCFD, junio de 2017. Recommendations of the Task Force on Climate-related Financial Disclosures. Final Report.
[2] Eminent Persons Group on Global Financial Governance: Update for the G20 Meeting of Finance Ministers and Central Bank Governors, octubre del 2017.
[3] EIB. Joint report on multilateral development bank's climate finance. 2017-236-EN. Setiembre de 2017.
[4] Buchner, B., Oliver, P., Wang, X., Carswell, C., Meattle, C. y Mazza, F. (2017). Global Landscape of Climate Finance 2017. Climate Policy Initiative. Octubre de 2017.