Boletín 10: Cumbre del Clima en Bonn. 19-11-2017 Ver más
Por Hernán Carlino,
Especialista en Política Climática
Es posible ponderar los resultados de la Conferencia de las Partes de Fiyi en Bonn, que acaba de culminar, con una métrica esencialmente binaria, de contrastes.
Por una parte, se pueden examinar los avances hechos en la negociación gubernamental en el marco de la Convención de Cambio Climático, por contraposición con lo que el plan de trabajo requería hacer en esta ocasión. Había que avanzar con el manual de reglas del Acuerdo de París y en buena medida se logró.
Por la otra, ha sido posible registrar, en paralelo, el sinnúmero de iniciativas climáticas dedicadas a hacer y a facilitar la acción, a la vez que a demostrar que la acción climática es no sólo viable sino que también puede ser, con frecuencia, conveniente.
Al mismo tiempo, en el acontecer de la Conferencia pudieron observarse con claridad, como otras muchas veces, los diferentes tiempos del cambio climático: la urgencia que señala insistentemente la ciencia y jalonan los extremos climáticos y sus consecuencias en todo el planeta y la morosidad que parece desprenderse de los procesos de negociación, sobre todo cuando predomina la fase de construcción regulatoria, menos visible y mucho más laboriosa.
Un tercer plano es el que conecta o escinde, según los casos, los esfuerzos de la cooperación internacional de la acción nacional.
Alemania, por ejemplo, ha expresado durante las sesiones que es probable que no consiga alcanzar los compromisos de reducciones a los que se había comprometido para 2020 y que el nuevo gobierno deberá definir su política de sustitución de las centrales a carbón, lo que requeriría duras discusiones con los decisores políticos. La Canciller Merkel ha sostenido, al mismo tiempo, que el cambio climático es una cuestión que define el destino de la humanidad, lo que echa luz sobre las dificultades para avanzar aun en aquellos países que tienen mayores recursos para hacerlo. Es que, pese a todo, la acción transformacional se despliega esencialmente en el ámbito nacional, más que en la arena internacional, y es allí donde deben fusionarse la voluntad política, la decisión de inversión, la claridad en la planificación y la disponibilidad de tecnologías adecuadas.
La percepción precisa de las limitaciones para la acción transformacional en la economía nacional reclama, por ende, una reflexión más acentuada y profunda acerca de los instrumentos de política que deben ponerse en juego para hacer esas transformaciones viables y que cuenten con la legitimidad política que permita la permanencia de esas políticas y medidas en el tiempo. No se trata sólo de construir escenarios que hagan posible avizorar la magnitud de las reducciones que deben lograrse ni, más apropiadamente, imaginar la trayectoria de des-carbonización profunda que debiera seguirse. Hace falta, asimismo, con igual precisión y congruencia diseñar las políticas que permitan considerar la situación de los que resulten afectados por la transición, de manera tal que no contribuyan a bloquear los esfuerzos colectivos.
En otro plano, la COP 23 conllevaba una responsabilidad implícita: la de demostrar que era posible seguir adelante aun cuando los Estados Unidos, que habían contribuido a alcanzar el Acuerdo de París, parecieran haberle dado temporariamente la espalda. Lo que el economista Nicholas Stern ha denominado el “test de Trump”: la capacidad de los líderes políticos internacionales de seguir adelante sin los Estados Unidos en cuestiones críticas para combatir el cambio climático, entre ellas las relativas al financiamiento.
Sobre esta prueba ácida a la que aludía Stern, una editorial de Nature ha sostenido que una medida del éxito en estas fases de baja intensidad de la negociación es que nada salga mal. Sostiene, no obstante, que en estas circunstancias esta reunión debería servir para demostrar que el espíritu de París está vivo y que el resto del mundo, aunque con dificultades, se mantiene unido detrás del Acuerdo. Que eso haya sido logrado no es poco, pese a los desacuerdos que pudiera haber habido sobre el texto en discusión.
Estas notas son elaboradas con la consideración de distintas fuentes, entre ellas los comunicados de prensa de UN Climate Press, los boletines del SDG Knowledge Hub y los reportes del Earth Negotiation Bulletin, Third World Network y ECO Newsletters de CAN International, así como con el seguimiento de las sesiones.
[1] Nature: Climate meetings pose serious test in the Trump era. Editorial. 10 de octure de 2017.