La cumbre del clima se desenvuelve en niveles y pliegues de la realidad muy diversos... Ver más
Por Hernán Carlino
Especialista en Política Climática
Investigador del Centro de Estudios en Cambio Climático Global - FTDT
La cumbre del clima se desenvuelve en niveles y pliegues de la realidad muy diversos. Le Bourget, donde se celebra la cumbre, es un conjunto gigantesco de hangares interconectados que constituye preferentemente el ámbito de la negociación multilateral. Allí además de las salas de reunión, los espacios plenarios y los de las autoridades, se ubican los pabellones y salas de las delegaciones nacionales, donde el intercambio de opiniones y consultas entre países y grupos se desarrolla a veces con algún misterio y en reserva, pero siempre con ritmo eléctrico.
El ámbito de la negociación esta separado por una avenida central del espacio de los observadores, casi como un reflejo físico de la divisoria entre la negociación multilateral -morosa, laboriosa, compleja y limitada por la tensión entre compromiso y precaución- y el espacio de los actores sociales, pujantes y desinteresados en los limites a la acción.
Las organizaciones de la sociedad civil comparten un espacio multifacético, colorido y vivaz, donde conviven los representantes de los pueblos originarios con las puestos de las universidades mas prestigiosas del mundo que muestran los productos de sus ultimas investigaciones. Hay aquí eventos paralelos en continuado y miles de observadores trabajando en sus ordenadores, o dialogando ruidosamente.
Mas allá hay pabellones donde se exhiben los resultados de aquellos que están decididamente enfocados a la acción climática, los emprendedores, las empresas, las muestras del progreso tecnológico que jugará un papel central en las transformaciones que inevitablemente se desplegarán si la cumbre es tan exitosa como se pretende.
Además, durante estos días se realizan reuniones en diversos lugares de París, convocadas por instituciones financieras, grupos de investigación, u organizaciones empresariales, que dan cuenta de los resultados de sus labores, presentan nuevos proyectos o expresan su visión de la cuestión climática con variadas perspectivas, entusiasmo y amplitud.
Casi un imagen especular de la vitalidad de la sociedad humana, la cumbre de Paris deslumbra por su diversidad, que promete resultados mas allá de lo que el recoleto ámbito de la negociación consiga eventualmente conciliar. Algunos sugieren entonces que afortunadamente el mundo no está en manos de los negociadores.