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La negociación internacional


El proceso de negociación orientado a asegurar la cooperación internacional para hacer frente al cambio climático entra en su último tramo antes de la Conferencia de las Partes que se realizará este año en Durban, Sudáfrica, del 28 de noviembre al 9 de diciembre de 2011.

Queda una instancia de negociación preparatoria, a principios de octubre, en Panamá, que deberá permitir encontrar puntos de convergencia importantes entre los diversos bloques de países, que hasta aquí no parecen haberse logrado en las otras instancias preliminares ya habidas. Si así no sucediera las perspectivas para exhibir progresos sustantivos en Durban se verían claramente disminuidas.

Recientemente, algunos de los más grandes países en desarrollo, Brasil, China, India y Sudáfrica, en una reunión del bloque que conforman para unificar posiciones en materia de cambio climático, han ratificado que la Conferencia que se realizará en Durban debe incluir entre sus ejes principales el acuerdo en torno a un segundo periodo de compromiso del Protocolo de Kioto, a lo que se agrega la exigencia de compromisos comparables para los países desarrollados que no son parte del Protocolo, lo que refiere centralmente  a los Estados Unidos.

Esta posición, que pudiera entenderse como promisoria para la continuidad de los mecanismos de mercado a los que el Protocolo de Kioto diera lugar, en especial el Mecanismo de Desarrollo Limpio, presenta no obstante sus dificultades, pues algunos países desarrollados como Japón y Rusia ya han expresado con claridad su negativa a considerar, en las condiciones actuales, un segundo período de compromiso, y parece improbable esperar que Estados Unidos, que hasta aquí ha evitado participar de los acuerdos en torno al Protocolo de Kioto, consiga avanzar en esta dirección de asumir compromisos siquiera equivalentes en el corto plazo.

De manera que, pese a la confirmación de la importancia que para los mayores países en desarrollo tendría el logro de una decisión en torno a un segundo período de compromiso del Protocolo de Kioto, no se vislumbra que esta cuestión pudiera materializarse en este contexto de dificultades internacionales sin otros cambios pronunciados en las posiciones de los principales actores de la negociación internacional en cambio climático.

Una nueva dilación en materia de acuerdos sustantivos, matizada tal vez con algunos progresos en el ámbito clave del financiamiento climático y en mecanismos especiales como REDD, no se concilia, por cierto, con los registros sobre aumentos de las emisiones asociadas con la energía nuevamente a niveles récord, y a la virtual ubicación del proceso en la frontera de posibilidades tecnológicas en la de-carbonización de las actividades económicas.