El papel clave de las ciudades en la lucha contra el cambio climático Ver más
Especialista en Política Climática. Coordinador del Centro de Estudios en Cambio Climático Global - FTDT
Más de la mitad de la población del planeta, unos 3 mil seiscientos millones de personas, vive en áreas urbanas (alrededor del 52% del total de la población mundial en 2011). Para el año 2050 se espera que los habitantes urbanos sean ya casi dos tercios del total de la población mundial.
Además, los asentamientos urbanos dan cuenta de mas de la mitad del uso de la energía primaria a escala global y una similar proporción de las emisiones de CO2 relacionadas con la energía; ese porcentaje se acrecienta si se consideran las emisiones directas e indirectas generadas por las actividades económicas que se desarrollan en las ciudades y por sus residentes, elevándose entonces la participación a casi dos tercios del total.
La eficiencia diferencial que las ciudades logran mediante su densificación es una de las razones que originalmente justifican la génesis de la urbanización, e implicaría que las áreas urbanas produzcan emisiones per cápita de gases de efecto invernadero relativamente inferiores a las de los propios países en los que se localizan.[1] Pese a ello, la concentración acelerada de actividades económicas en el ámbito urbano contrarresta esas ganancias de eficiencia iniciales y las ciudades se convierten en fuentes mayores de emisiones de gases de efecto invernadero en términos relativos. Mas aun, los saltos de escala en los asentamientos urbanos (extensión horizontal y vertical, aumento incesante de su densidad), en particular los que se producen en las mega-ciudades globales, determina que se produzcan deseconomías de escala que son mas visibles en el transporte, la infraestructura de comunicaciones, las redes y los servicios de alcantarillado, agua potable y cloacas, aun en esquemas fuertemente descentralizados de gestión urbana. Un estudio reciente de Floater, Rode y otros indica que las tres clases principales de ciudades que esos investigadores han identificado (ciudades emergentes, mega-ciudades globales y ciudades maduras) habrán de contribuir con un 50% del crecimiento de las emisiones asociadas a la generación y uso de energía que se produzcan entre el 2012 y 2030.
Parece una tendencia irreversible que las ciudades en particular en los países en desarrollo atraviesen un ciclo de crecimiento significativo en las próximas décadas y que una parte considerable de ese crecimiento se produzca en las ciudades emergentes, lo que ahora son ciudadanas relativamente mas pequeñas, en vez de en las ya vastas metrópolis y mega-ciudades de los países en desarrollo. De manera que es el planeamiento y las decisiones de inversión actuales las que determinaran si las ciudades pueden evolucionar dentro de modelos de crecimiento sostenibles y resistentes al cambio climático y a otras tendencias de cambio global.
La respuesta de las ciudades al cambio climático es entonces fundamental para una exitosa adaptación, pues en los asentamientos urbanos se concentran la mayor parte de los activos de capital y de las actividades económicas, así como buena parte del legado cultural y la vida comunitaria, incluyendo infraestructura y sistemas esenciales para la vida urbana, agua y saneamiento, energía, transporte y seguridad alimentaria. Las ciudades también albergan una elevada proporción de la población y de las actividades económicas mas en riesgo debido al cambio climático. La consideración del riesgo, no obstante, no es una cuestión meramente técnica, pues la intima relación que se revela entre el riesgo y la vulnerabilidad y las cuestiones relativas a los grupos mas vulnerables, llevan necesariamente a atender dimensiones complejas de lo social y de la vida urbana, por ejemplo, la equidad, las brechas persistentes y a veces crecientes de ingresos, el desempleo crónico, el desarraigo o la marginalidad, así como y el desigual acceso a la educación, la salud y la vivienda.
Las acciones de mitigación en las áreas urbanas, por otra parte, son asimismo primordiales, si se considera la contribución a las emisiones que, el entramado de actividades económicas y poblacionales que allí se despliega, provoca.
Por estas y otras razones, en sendos eventos paralelos, realizados durante la presente ronda de negociaciones que se celebran en el marco de la reunión de los órganos subsidiarios de la Convención, que se lleva cabo estos días en Bonn, Alemania, diferentes organizaciones, que representan en conjunto a miles de ciudades y municipios de muy diversos tamaño a la ancho del planeta, sostuvieron un mensaje similar: las ciudades son espacios claves en la lucha contra el cambio climático y, consecuentemente, debieran tener una participación relevante en las negociaciones climáticas.
En el caso de la red ICLEI - Local Governments for Sustainability , durante el evento sostuvo que esta trabajando para movilizar mas activamente a ciudades y regiones, que según el Sr. Gino Van Begin, Secretario General de la organización, son “aquellos niveles de gobierno que efectivamente pueden hacer algo” en materia de lucha contra el cambio climático, mientras afirmo que temía que las ambiciones de los gobiernos nacionales no fueran suficientemente elevadas.
ICLEI lidera el denominado “Mayors Compact” lanzado en la Cumbre del Clima de Nueva York celebrada en setiembre de 2014 en conjunción con la Asamblea General de Naciones Unidas. Ese grupo que abarca a alcaldes de las ciudades que integran la red y que tienen en marcha acciones para enfrentar el cambio climatico requiere que las ciudades declaren como pueden contribuir a la acción climática mediante la presentación de planes de acción transformadores, que se integrarían en un Programa de Acciones Transformadoras, promovido por la propia red.
En consonancia con ICLEI, la denominada Climate Alliance, un grupo que apoya el trabajo de una red de ciudades y municipalidades, principalmente, de Europa, que comprometen reducciones de emisiones y su monitoreo, sostiene que cuando se trata de cambio climatico no hay implementación eficaz sin la participación de ciudades y regiones.
Estas redes son, en el plano urbano, una expresión del crecimiento de la denominada gobernanza climática transnacional, que incluye a actores privados, no estatales, actores territoriales sub-nacionales, como ciudades, provincias y regiones, y la representación de la sociedad civil, entre otros, y refleja el impulso de transformación que se desenvuelve mas allá del espacio de la negociación multilateral y el ámbito de la decisión gubernamental nacional.
Como parte de los esfuerzos que se realizan en ese plano, los representantes de los gobiernos locales, de ciudades grandes y pequeñas, agrupados en la Network of Cities, Local and Regional Governments, (una red que agrupa a ciudades, y gobiernos locales y regionales) expresaron que sus contribuciones podrían ser claves para el éxito de las sesiones en Paris, y anunciaron que los compromisos de las ciudades y sus propuestas serian enunciadas en la denominada Cumbre Mundial de Clima y Territorio, una reunión a desarrollarse en Lyon, Francia, a principios de julio próximo. Esa reunión convocara, además de los actores territoriales mencionados, a organizaciones no gubernamentales, empresas, sindicatos, representantes de organizaciones de mujeres, jóvenes y científicos.
Desde otra perspectiva, en el documento Renewable Energy Supply and Accelerating Energy Efficiency Action in Urban Environments, preparado como parte de los Encuentros Técnicos de Expertos previstos en la agenda del Grupo de Trabajo Especial de la Plataforma de Durban para la Acción Mejorada, se sostiene que una mejora en la eficiencia energética puede ser entendida como una sobresaliente oportunidad para vincular el desarrollo sostenible con la mitigación del cambio climático, en particular en el ámbito urbano.
De hecho, el Reporte sobre la Brecha de Emisiones 2013, elaborado anualmente por el Programa de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente, subraya que es posible realizar ahorros de energía equivalentes a 2 Gt de CO2 eq. en eficiencia energética distribuidos en cuatro áreas principales: edificios (0.6 Gt de CO2 eq.), luminarias (0.5 Gt de CO2 eq.), artefactos eléctricos (0.6 Gt de CO2 eq.) y vehículos (0.7 Gt de CO2 eq.). Esos ahorros potenciales, señala PNUMA en su estudio, deben ser primariamente aprovechados en los asentamientos urbanos confirmando la ligazón entre el desarrollo urbano y la necesidad de contemplar la mitigación y la adaptación en los diversos planes que se formulen.
En esa línea, en el Encuentro Técnico de Expertos, que se realizo en Bonn en estos días, se examinaron sectores -que son típicamente usuarios significativos de energía-, en los que es posible aprovechar las oportunidades disponibles en el campo de la eficiencia energética, mediante la difusión de buenas practicas y apropiados marcos de políticas, que brinda el vasto potencial para mejoras de eficiencia energética en los ambientes urbanos, apoyándose en tecnologías ya probadas y abordajes de política exitosos en numerosas ciudades en países tanto desarrollados como en desarrollo. Los sectores considerados comprenden, entre otros, los de iluminación y provisión de energía distrital, edificaciones, y transporte.
Las medidas de eficiencia energética, no obstante, llevan tiempo para su formulación y su ejecución eficaz han afirmado los expertos reunidos en el mencionado Encuentro Técnico. La velocidad y la extensión con que tecnologías mas eficientes son capaces de desplazar a otras -obsoletas a la vez que ineficientes-, esta asociada en parte a la tasa de sustitución del capital instalado, a la escala de la inversión en nuevo stock de capital y, además, a las condiciones para la inversión y el ambiente de negocios en cada país. Aunque hay muy diversas taxonomías de barreras, la adopción
extendida de mejoras de eficiencia energética en el ámbito urbano puede estar dificultada por barreras y riesgos agrupados en tres categorías principales: las políticas e institucionales, las financieras y las relativas a las capacidades técnicas y humanas disponibles, debiéndose considerar asimismo otras vinculadas a aspectos operativos y técnicos, asimetrías de información, percepciones insuficientes o erróneas y distorsiones de mercado.
Las barreras financieras son por cierto unos de los obstáculos mas severos a la posibilidad de las ciudades de orientar su crecimiento de una manera compatible con las condiciones que impone el cambio climatico, en particular en lo que concierne al financiamiento de las grandes obras de infraestructura que hacen falta y cuyo planeamiento y concreción debe considerar que la vida útil de esas inversiones en caminos, transportes, agua y saneamiento, infraestructura básica y obras de defensa contra inundaciones puede extenderse por varias décadas.
En este campo el financiamiento climatico publico tiene un papel clave al permitir a los gobierno municipales levantar o atenuar las barreras al financiamiento, catalizar las inversiones y movilizar recursos de distintas fuentes que puedan apalancar las inversiones necesarias.
En este sentido el apoyo financiero debería orientarse especialmente a atender también las necesidades de financiamiento de las ciudades de menor tamaño, a facilitar las inversiones para mejorar las condiciones de los grupos urbanos mas vulnerables, mejorando el acceso a los recursos, y a desarrollar mecanismos financieros para la mitigación del riesgo en la inversión en los espacios urbanos así como, complementariamente, a fortalecer la capacidad existente para formular proyectos urbanos.
Por su parte, sobre esta misma cuestión del cambio climático y los asentamientos urbanos, una reciente declaración conjunta de las organizaciones miembros de los representantes de la Unión Internacional de Arquitectos, del Consejo de Arquitectos de Europa y del Instituto Americano de Arquitectos, que representan a la profesión a nivel internacional, europeo y nacional, formulada en el contexto de la próxima cumbre climática de Paris, pone énfasis en la dimensión urbana del cambio global, en particular en lo que concierne a los procesos intensificados de urbanización, el uso final de la energía a escala global y la significativa participación de los ambientes construidos en las emisiones globales de gases de efecto invernadero.
Luego, al destacar la importancia de la regeneración urbana, esa declaración sostiene que los arquitectos tienen la responsabilidad de enfrentar los retos que el cambio climático plantea a la sociedad, pues gozan de una capacidad única para planear y designar ambientes construidos que sean bajos en carbono, eficientes en el uso de los recursos, resistentes a los impactos, inteligentes, saludables e inclusivos, contribuyendo de esta manera a mitigar el cambio climatico y a adaptar edificios y ciudades a sus efectos. Un aspecto clave del abordaje profesional que la declaración subraya es la convicción de los arquitectos que los desafíos globales y locales están intrínsecamente relacionados y no pueden ser resueltos por separado, enlazando así la dimensión urbana y local con la acción climática, tanto global como a nivel nacional y sub-nacional.
[1] Ver en: Dodman, D. (2009). Blaming cities for climate change? An analysis of urban greenhouse gas emissions inventories. Environment & Urbanization, 21(1), paginas 185-201.
Fuentes:
CMNUCC. Titulares de Prensa. ICLEI and Climate Alliance: Cities Direct Support Essential to Climate Success. Article. 05. Jun.2015.
CMNUCC. Titulares de Prensa. Subnational and Local Governments Support Effective Paris Agreement. Article. 08. Jun.2015. 
CMNUCC (2015): Climate Action Now: Renewable Energy Supply and Accelerating Energy Efficiency Action in Urban Environments. Technical Expert Meetings and Climate Action Fair.
Ad Hoc Working Group on the Durban Platform for Enhanced Action (ADP). Bonn, 3–6 de Junio 2015.
Dodman, D. (2009). Blaming cities for climate change? An analysis of urban greenhouse gas emissions inventories. Environment & Urbanization, 21(1), paginas 185-201.
Floater, G., Rode, P., Robert, A., Kennedy, C., Hoornweg, D., Slavcheva, R. and Godfrey, N. (2014). Cities and the New Climate Economy: the transformative role of global urban growth. New Climate Economy Cities Paper 01. LSE Cities. London School of Economics and Political Science.
Overseas Development Institute (ODI), Sam Barnard. Climate finance for cities: How can international climate funds best support low-carbon and climate resilient urban development? Working paper 419. ODI. June 2015.
PNUMA, 2013 Emissions Gap Report, p. 30.
Special Session of the Architects’ Council of Europe. Final Declaration. Tallinn, Estonia. 17 de abril de 2015. Tallinn Special Session – Final Declaration – 17April 2015.pdf