Por Gerardo Rabinovich
Moderador de las Comunidades de Práctica de Energía y Manejo de Residuos de la Plataforma Finanzas Carbono
En la Conferencia de las Partes de diciembre de 2011 en Durban (COP 17), el Economista Jefe de la Agencia Internacional de la Energía (AIE), Dr. Fatih Birol, presentó las conclusiones del trabajo que anualmente realiza la Agencia para evaluar el estado del sector energético internacional y los principales riesgos y amenazas a la economía internacional y al medio ambiente[1].
En este Informe se realizan proyecciones del sector energético internacional, simulando tres escenarios a futuro: a) el tradicional escenario tendencial ¨business as usual”; b) un escenario Central de Nuevas Políticas energéticas mundiales; y c) el escenario 450 ppm, cuyo objetivo es limitar el incremento de la temperatura media a fines de siglo en 2º C (Celsius).
En sus conclusiones, la AIE dice que de no tomarse medidas fuertemente restrictivas, la infraestructura existente y operativa en el año 2017 será capaz de generar todas las emisiones necesarias para que en el año 2035 se supere el objetivo planteado en el escenario 450 ppm, y de allí adelante toda nueva instalación emisora agregaría a la concentración de CO2eq. en la atmósfera, superando el límite de los 2º C produciendo incrementos de temperatura media superiores.
Un dato importante es que por cada 1 u$s evitado en inversiones en generación eléctrica antes de 2020, será necesario invertir 4,3 u$s adicionales para compensar el incremento de las emisiones. ELUDIR EL PROBLEMA DA UNA SENSACIÓN DE FALSAS ECONOMÍAS. No obstante las medidas tardías que se pudieran tomar y aún marchando en la buena dirección, las puertas del escenario de los 2º C se podrían estar cerrando en forma irreversible.
Una de las conclusiones más importantes era que la trayectoria del Escenario Central de Nuevas Políticas era consistente con un nivel de emisiones capaces de producir un incremento de las temperaturas promedio de 3,5º C. Aplicando estas políticas, esencialmente eficiencia energética y fuentes renovables para producción de electricidad, hacia fines de siglo podría esperarse un incremento de la temperatura media del planeta de 3,5º C. Si no se aplicaran con firmeza estas políticas, es altamente probable que el incremento de la temperatura media del planeta hacia fines de siglo se ubique en los 6º C, según el escenario “business as usual”.
La AIE no volvió a ocuparse del tema, al menos con la misma firmeza y profundidad que presentó en Durban: la revolución del gas de esquistos y de los recursos convencionales mantuvo ocupada a esta Agencia, analizando los impactos geopolíticos de este nuevo paradigma energético. Lo cierto es que un año después, en la COP18 en Doha no hubo una presencia tan fuerte de la AIE, y la alarmante proyección de un año antes no se volvió a repetir.
Sin embargo, en su Revista Estadística anual del año 2012 la British Petroleum[2] estimó que el crecimiento anual del consumo energético en el año 2011 fue del 2,5%, pero en las economías emergentes este incremento fue del 5,3%, motorizado por la economía de China que fue responsable del 71% de este crecimiento. En 2011, China superó a los Estados Unidos como el mayor productor de electricidad del planeta. En forma consistente con estos datos, la fuente de energía clásica que más creció en dicho año fue el carbón, con un crecimiento del 5,4%, que es la fuente que con mayor contribución al incremento de la concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera.
El carbón es el responsable del 30,3% del consumo de energía primaria mundial, y esta tendencia es creciente. Si su participación había descendido en los últimos cuarenta años, ya en 2011 volvió a ocupar el lugar relativo que tenía en 1969.
No es mejor la tendencia con la nueva “estrella” del mundo energético: los hidrocarburos no convencionales, el gas de esquistos y los líquidos extraídos en estas estructuras geológicas, que han producido una verdadera revolución en los Estados Unidos y Canadá, transformando la industria petrolera de estos países. Recientes informes presentados en el Congreso Anual de la Unión Geofísica Americana, estiman que las fugas de metano (CH4) a la atmósfera por la producción del gas de esquistos es del orden del 9% de la producción[3], y fotos satelitales muestran regiones del norte de Dakota en Estados Unidos, antes oscuras, iluminadas a pleno como grandes ciudades por el gas quemado a la atmósfera en estos yacimientos. El balance de esta producción para el medio ambiente es aún peor que la quema del carbón en centrales eléctricas: se está emitiendo metano.
Para completar un panorama poco alentador, se conoció recientemente que la Unión europea, pese a sus objetivos de disminuir las emisiones de CO2 hacia el año 2020, está consumiendo mucho más carbón año tras año. La política de Alemania, y otros países europeos, de cerrar sus centrales nucleares, ha causado el crecimiento de la demanda de carbón para producir energía eléctrica. Principal beneficiario: los Estados Unidos que gracias a la producción de gas de esquistos tiene excedentes de carbón que está exportando hacia Europa en forma creciente. En 2012 se exportaron hacia ese destino 51,1 millones de toneladas, casi un 30% más que el año anterior[4]. Sus principales compradores en la Unión Europea son los Países Bajos, el Reino Unido, Italia y España, además de China, Corea del Sur y Brasil en otras Regiones. En Alemania y en otros países de la Unión se están reactivando minas de lignito cerradas en los años 1990.
Las señales de la geopolítica energética mundial son claras, crece la demanda en las economías emergentes, crecen las emisiones de CO2, el carbón está jugando un papel cada vez más importante y el gas de esquisto parece una solución mucho peor para estos fines que las que previamente se habían evaluado. Las puertas del escenario de los 2º C parecen definitivamente cerradas, y el Escenario de Nuevas Políticas aparece sumamente comprometido.
Las últimas negociaciones internacionales en Doha no parecen haber tomado debida nota de estas tendencias. Pareciera muy importante intensificar los mensajes respecto a las amenazas que el futuro plantea en materia de cambio climático.
La opinión pública, sobre todo en Estados Unidos parece estar más sensibilizada que en el pasado, como consecuencia de las recientes catástrofes climáticas que ha sufrido la costa Este de este país (Huracán Sandy…), como así también la mayor frecuencia de accidentes climáticos en otras Regiones del mundo, pero no parece que el mensaje aún se encuentre consolidado.
En América Latina y el Caribe, estas cuestiones aún no toman la dimensión política que la importancia del caso exige, quedando en ámbitos especializados la evaluación de los impactos que se están produciendo como consecuencia de la emisión de gases de efecto invernadero. Parece importante redoblar los esfuerzos de difusión e información para también sensibilizar a la opinión pública sin necesidad que enfrente catástrofes climáticas o de otro tipo.
Con este objetivo, la COP-ENE se ha sumado a un esfuerzo de colaboración con la Organización Latinoamericana de Energía (OLADE), formada por la totalidad de los países de América Latina y muchos países del Caribe, que mantiene importantes programas de estudio y formación en el campo del cambio climático, las energías renovables y la eficiencia energética. En este sentido se está trabajando para que desde la Plataforma Finanzas Carbono y desde las COP-ENE y COP-MDR, se mantenga como primera actividad un vínculo fluido con la Red Latinoamericana y del Caribe para la Eficiencia Energética (www.red-lac-ee.org), y luego avanzar en la difusión y participación en otros campos y actividades que organice la OLADE y viceversa.
A partir del mes de marzo se podrá acceder desde la Plataforma y desde las COP a este vínculo con el que se espera desarrollar una fructífera actividad conjunta.
[1] World Energy Outlook 2012, Agencia Internacional de la Energía (AIE, 2012)
[2] BP Statistical Review, junio 2012
[3] Le Monde, “Gas des schistes, des fuites de methane plus importants que prévu », 4 enero 2013
[4] Washington Post, “Europe consuming more coal”, 7 febrero 2013